Artículo
de RICARDO MELLA (Médico y anarquista vigués) aparecido en “SOLIDARIDAD OBRERA”
nº 4. Gijón, 25 de diciembre de 1.909.
Está
incluido en el libro “IDEARIO”,
VOTA, PERO ESCUCHA
Tuve,
en vísperas de las pasadas elecciones, la humorada de asomarme al paraíso de
cierto teatro, donde se celebraba un mitin electoral. Era para mí un
espectáculo nuevo en el que tomaban parte antiguos amigos de amplias ideas con
gentes nuevas de limitadísimas orientaciones.
Salí de allí con la cabeza caliente y los
pies fríos. Tuve que soportar una regular jaqueca de providencialismo político
y, naturalmente, sufrí las consecuencias.
Estoy maravillado. No pasan días por las
gentes. No hay experiencia bastante fuerte para abrirles los ojos. No hay razón
que los aparte de la rutina.
Como los creyentes que todo lo fían a la
providencia, así los radicales, aunque se llamen socialistas, continúan
poniendo sus esperanzas en los concejales y diputados y ministros del
respectivo partido. “Nuestros concejales harán esto y lo otro y lo de más allá.”
“Nuestros diputados conquistarán tanto y cuanto y tanto más.” “Nuestros
ministros decretarán, crearán, transformarán cuanto haya que decretar, crear y
transformar.” Tal es la enseñanza de ayer, de hoy y de mañana. Y así el pueblo,
a quien se apela a toda hora, sigue aprendiendo que no tiene otra cosa que
hacer sino votar y esperar pacientemente a que todo se le de hecho. Y va y vota
y espera.
Tentado estuve de pedir la palabra y
arremeter de frente contra la falsa rutina que así adormece a las gentes.
Tentado estuve de gritar al obrero allí presente y en gran mayoría.
“Vota, sí, vota; pero escucha. Tu primer
deber es salir de aquí y seguidamente actuar por cuenta propia. Ve y en cada
barrio abre una escuela laica, funda un periódico, una biblioteca; organiza un
centro de cultura, un sindicato, un círculo obrero, una cooperación, algo de lo
mucho que te queda por hacer. Y verás, cuando esto hayas hecho, como los
concejales, los diputados y los ministros, aunque no sean tus representantes, los
representantes de tus ideas, siguen esta corriente de acción y, por seguirla,
promulgan leyes que ni les pides ni necesitas; administran conforme a estas
tendencias, aunque tu nada les exijas; gobiernan, en fin, según el ambiente por
ti creado directamente, aunque a ti maldito lo que te importe de lo que ellos
hagan. Mientras que ahora, como te cruzas de brazos y duermes sobre los
laureles del voto-providencia, concejales, diputados y ministros, por muy
radicales y socialistas que sean, continuarán la rutina de los discursos
vacíos, de las leyes necias y de la administración cominera. Y suspirarás por
la instrucción popular, y continuarás tan burro como antes, clamarás por la
libertad y tan amarrado como antes a la argolla del salario seguirás,
demandarás equidad, justicia, solidaridad y te darán fárragos y más fárragos de
decretos, de leyes, reglamentos, pero ni una pizca de aquello a que tienes
derecho y no gozas porque ni sabes ni quieres tomártelo por tu mano.
“¿Quieres cultura, libertad, igualdad,
justicia? Pues ve y conquístalas, no quieras que otros vengan a dártelas. La
fuerza que tú no tengas, siéndolo todo, no la tendrán unos cuantos, pequeña
parte de ti mismo. Ese milagro de la política no se ha realizado nunca, no se
realizará jamás. Tu emancipación será tu obra misma, o no te emanciparás en
todos los siglos de los siglos.
“ Y ahora ve y vota y remacha tu cadena.”
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