SOLIDARIDAD Y APOYO MUTUO

"...advertimos a la clase patronal que ellos nos han colocado en la calle y en ese terreno estamos dispuestos a afrontar las consecuencias que de esta torpe actitud se derive, todo menos que nuestra actitud de trabajadores honrados y conscientes sea vilmente atropellada." (Comité de Huelga. Huelga General de Zaragoza, 1.934)

miércoles, 30 de marzo de 2016

DESCANSE EN PAZ DOÑA URRACA.-

Este artículo publicado en “La Voz de Galicia” el 05.Junio.2015, me ha parecido curioso e interesante. Paso a ponerlo tal como se imprimió. La Columna se llama “En ocasiones veo Grelos”.

EN  OCASIONES  VEO  GRELOS.  (Javier Guitián)

Descanse   en   paz   doña   Urraca.-

     Según publicaba este periódico hace unos días, el Instituto Nacional de Estadística daba cuenta de que los españoles tenemos que decir adiós al nombre Urraca. La muerte de la última mujer que así se llamaba ha hecho que este nombre, común en otras épocas, desaparezca. La noticia informaba también de que otros tres nombres, Canuta, Prepedigna y Afrodisia, se encuentran también al borde de la extinción dada la avanzada edad de quienes así se llaman.
     Si en algo ha cambiado la sociedad española en las últimas décadas es en los nombres que se les pone a los niños. Yo no pretendo que se llamen Teodolindo o Domitila, pero resulta increíble que en muchas parroquias gallegas ya no exista nadie con el nombre del patrón. Nombres como Vicente, Santiago, Pilar o Rita se han visto sustituidos por Joel, Teo, Cloe o Mia, sin duda, por su honda raigambre en nuestra cultura.
     Por si esto fuera poco, las revistas publican los nombres que serán tendencia cada año, algo así como los nombres de moda y existen también páginas web para buscar los nombres más originales. Además, aunque no se lo crean, hay una herramienta on line para ayudar a padres y madres en tan difícil cuestión; yo he probado con la letra H y me han salido Hugo y Hebe, pues vale.


     La antigua tradición de dar a los niños los nombres de los padres, o el correspondiente al día del nacimiento, ha sido sustituida por la costumbre de ponerles el nombre de los hijos de los famosos, de deportistas, etcétera. Hemos llegado a tal extremo que hay más de un niño que se llama Kevincostner; no hace falta ser de la familia para saber que al pobre chaval le han arruinado la vida.
     Sin duda tiene que ser difícil ponerle nombre a un niño, le va a acompañar para siempre y la vida en el cole puede ser muy dura si te llamas Suelen. Tal vez por eso deberían tener una especie de nombre provisional que pudieran modificar, sin coste alguno, al llegar a una determinada edad, corrigiendo así el posible desliz de sus progenitores. No quiero mentirles, habría que incorporar un mecanismo para prevenir que Pedrito decida cambiar su nombre por Ethan.
     Verán. No estoy en contra de las nuevas tendencias en los nombres, pero estas no siempre dan buen resultado y para muestra un botón. Hace algún tiempo leí una conversación que, al parecer, tuvo lugar en la playa de San Lorenzo, en Gijón y que hoy les transcribo. Un niño corre hacia su madre y grita: “¡Mamaaaaaá! ¡Mamaaaaaá!”; la madre asustada le responde: “¿Qué pasó, Yónatan? ¿Por qué gritas?”, y el niño exclama: “Cárolain cagose”.
     ¡Ay, Señor! Que Doña Urraca descanse en paz.
    



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